Publicado: 26/04/2018 12:20h. Lecturas: 26464
La familia Correndo explota una cabaña Angus y produce carne bajo la modalidad de ciclo completo en Stroeder, Carmen de Patagones. Genética y tecnología, claves para este sistema.
Luciano,
la cuarta generación, es quien lleva las riendas del campo junto a su
novia tras la pérdida de su padre recientemente. Allí explotan un
establecimiento de 2.500 hectáreas donde comercializan reproductores provenientes de su cabaña Angus y producen carne con un manejo de ciclo completo. Y toda la comida es provista del propio campo. Siembran pasturas y cultivos de invierno.
La historia productiva de los Correndo tuvo sus inicios con el bisabuelo de Luciano,
quien llegó desde Italia a la Argentina evitando la Segunda Guerra
Mundial. En aquellos comienzos alquilaba las tierras principalmente para
cultivar trigo. En 1934 ya adquirió las primeras tierras y le sumaron
la actividad ovina. Luego, bajo las riendas de su abuelo Francisco, en
1984, hacen un cambio radical: reemplazan la producción de ovinos por la de bovinos, específicamente con la raza Angus, más allá de que la Patagonia es cuna de Hereford.
“Mi
abuelo arrancó con esta raza porque le parecieron mejores que las
demás, sin mucha información técnica, y así armó su propio rodeo
incorporando reproductores de otras cabañas ”, relató Luciano.
Así fue como se originó la pasión de la familia por la raza Angus.
Los inicios de la cabaña fueron sobre todo “informales”,
comercializando reproductores a vecinos y luego, se profesionalizó con
la llegada de Luciano, ya recibido de Médico Veterinario especializado
en reproducción y con mucho rodaje en el sector a pesar de su corta edad
(34).
En
un primer momento, por el año 1999, empezaron con el control de un
rodeo de madres Angus generales que se transformaron en su totalidad en
Pura Controlada. Años más tarde, en 2005, se introdujo la cría de
animales de Puros de Pedigree. Esta fue una aventura personal de
Luciano.
Hoy cuentan con 300 madres y otro rodeo de 20 madres de Puros de Pedigree.
Y este año el objetivo es comercializar 40 reproductores Puro
Controlado tanto versión colorada o negra de Angus. “La cabaña busca
funcionalidad y adaptación de los animales para esta región porque hay
sistemas de reproducción muy variados por lo que nos obliga a hacer
reproductores muy versátiles”, especificó Luciano.
Correndo lleva un reproductor. Este año tuvieron su primer remate anual y ya apuntan al segundo en 2018..
Además,
hacen hincapié en la selección con el uso de datos. “Hoy por hoy, se
usa en todas partes, pero en la Patagonia hay muchos reproductores que
se venden sin información”, advirtió.
El 2017 quedará en la memoria de la familia con dos logros muy importantes. Realizaron el primer remate anual de la cabaña y ya están pensando en el segundo para este año. A su vez, participaron por primera vez en la Exposición de Palermo con
un toro criado en la cabaña. “Nuestra postura no es tener volumen, sino
calidad. El crecimiento que tenemos es vertical”, confió Luciano.
Una
de las particularidades para la comercialización tanto de reproductores
como de novillos se da por la barrera sanitaria. Desde que la
Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) reconoció en 2016 a la zona
que producen los Correndo libre de aftosa sin vacunación,
automáticamente se dejó de vacunar y se cerraron las barreras de los
egresos de los animales a la región pero sí pueden vender a cualquier
parte del país.
Por lo que la demanda de reproductores desde la
propia zona se incrementó. “Muchos vieron la posibilidad con el tema de
la barrera, pero quedaron en el camino. Se criaba al toro de la misma
manera que criaban un novillo, y se fueron cayendo con el tiempo. Quedó
la gente que hace las cosas bien”, dijo.
Por segundo año consecutivo, en el establecimiento utilizan la técnica de "creep feeding".
Por
el lado de la producción de carne, la familia realiza el ciclo completo
(cría, recría y terminación). Este es el segundo año que utilizan
suplementación del ternero al pie de la madre (creep feeding).
Esto genera que se adelante el destete un mes. No obstante, los mismos
salen con la misma cantidad de kilos, con 240 a 250 kilos.
En el
destete hacen la primera selección de los futuros toros y lo que no
encaja, se castra y siguen comiendo bajo la modalidad de autoconsumo
para obtener un novillo de 380 a 400 kilos. “Si le damos de comer desde
el comienzo, llegamos a este kilaje antes y acortamos los tiempos de
comercialización”, consignó.
La dieta de los animales proviene del mismo campo.
En un primer momento, se sembraba trigo pero se discontinuó en 2005
cuando una sequía acechó la zona patagónica y se volvió a implantar en
2010. Sin embargo, el año pasado se tomó la decisión de que las
hectáreas de trigo sean reemplazadas definitivamente por cebada con el
objetivo de cosecharla y usarla como materia prima de los novillos.
“Es
una alternativa al maíz porque el cereal es muy errático en esta zona.
La porción norte tiene influencia con el Río Colorado donde hay sectores
con regadíos pero nosotros estamos al sur produciendo a secano donde no
hay alternativas para regar. Los cultivos de verano son muy
arriesgados”, señaló.
Las
pasturas que siembran es a base de avena, tanto puras como consociadas
con vicia. Hay avenas sembradas de forma temprana para pastoreo directo y
otra parte del campo se cosechan para la confección de rollos para la
cabaña. Y dependiendo la época de lluvias de la zona, si no alcanzan las
pasturas para los animales, agregan otro cultivo más rústico de ciclo
más corto como puede ser el centeno.
Por último, y para redondear la importancia que tiene la genética y la tecnología en la ganadería, Luciano contó que “la genética los salvó”
ante la última gran sequía que atravesó la Patagonia recién mencionada.
“Con aportes mínimos de cereales, concentrados y fibras, se salvaron
todos los animales. Parte de la selección es buscar esa genética que se
adapte a nuestro sistema de producción que produzca la mayor cantidad de
kilos con los requerimientos mínimos”, concluyó.